Autor: Katiana Murillo- LatinClima
“O nos vamos a un mundo de más emisiones y más pobreza o a uno de menos emisiones y menos pobreza”, señaló Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático a 250 comunicadores participantes en un webinario sobre el Acuerdo de París y oportunidades para América Latina. La actividad fue organizada el pasado 14 de abril por LatinClima, la Earth Journalism Network y el Centro Regional de Cambio Climático y Toma de Decisiones.
Según Figueres, estamos en el punto en el que lo que decidamos hacer entre los próximos cinco a diez años va a ser determinante para desligar el crecimiento económico del aumento de gases de efecto invernadero (GEI) y evitar, así, los impactos más severos del cambio climático.
En el caso de América Latina, sostiene que es la región que ha logrado un mayor desarrollo humano con bajas tasas de emisión de GEI, gracias a recursos como el agua para la producción eléctrica y la cobertura forestal, lo cual le da una posición de ventaja.
Sin embargo, se enfrenta a la encrucijada de seguir un desarrollo económico que aumente las emisiones de GEI y destine los ajustados ingresos de sus gobiernos a atender eventos naturales extremos y reconstruir, lo cual aumentaría el nivel de pobreza; o elegir el camino hacia una descarbonización progresiva de su matriz energética.
“Para el 2050 tenemos que llegar a las 2 toneladas (de CO2 equivalente) per cápita de promedio global y América Latina está sobre eso, pero si seguimos el patrón de carbonización que llevamos, podríamos llegar a una emisión de hasta 10 toneladas per cápita”, afirmó. Desafíos importantes para la región en este sentido están en los temas de transporte, eficiencia energética y uso del suelo: cobertura forestal y agricultura.
El fin último del Acuerdo de París, señaló, es que, para la segunda mitad del siglo se haya restablecido el balance ecológico entre lo que se está emitiendo en GEI y lo que el planeta puede absorber naturalmente, llamado cero neto.
Y una forma de avanzar para los países latinoamericanos, según Figueres, es “pasar directamente a la energía renovable como base del crecimiento económico”. Como ejemplo, señaló que el 90% de toda la nueva energía instalada el pasado año en el mundo ya es renovable porque tecnologías como la solar y la eólica son competitivas frente a las fósiles.
Considera que países de la región ya han mostrado liderazgo, como es el caso de Brasil y Costa Rica en los mercados de carbono, y México y Perú en la organización de cumbres climáticas que han sido clave; la de Lima, como antesala a la de París.
Aún no se logra lo suficiente
A la consulta de cómo califica los planes nacionales de cambio climático presentados por los países (INDCs, por sus siglas en inglés) y que son la base del Acuerdo de París, Figueres afirmó que “ningún país, incluyendo los de América Latina, está haciendo lo suficiente de acuerdo con la ciencia. Pero todos están haciendo lo que pueden hacer en este momento”.
De ahí que los 189 INDCs presentados a la fecha se consideren “el primer paso de lo que las economías pueden hacer en este momento, pero se construye un camino de esfuerzo progresivo de revisión cada cinco años para ver cómo llegar a los niveles de descarbonización necesarios”.
A diferencia de la cumbre climática de Copenhague, donde no se logró un acuerdo universal vinculante, Figueres señaló que para París no se buscó imponer una meta global para luego repartir responsabilidades, sino que “se invitó a los países a hacer una revisión a lo interno de sus economías y de su realidad política, económica y tecnológica, para identificar dónde se beneficiarían y podrían contribuir globalmente”.
Según Figueres, el Acuerdo de París tampoco hubiera salido sin el apoyo del sector privado, incluyendo a los inversionistas, y la sociedad civil, ya que hubo una movilización de todos los sectores en los países, lo que no sucedió en Copenhague, donde eran básicamente los gobiernos nacionales.
Para la Secretaria Ejecutiva, un mensaje clave es comprender que con descarbonizar la economía e incrementar la resiliencia en el mediano y largo plazo “todos nos beneficiamos”.